Subo y bajo ascensores, las puertas se abren, se cierran detrás de mi, el cielo agobia con su inexactitud, quiere llover y las piedras bloquean las calles, los paraguas agonizantes se duermen en las veredas; otros, rotos de pasión, su himen se hincha, estalla en mi pene, un sonoro aullido se cristaliza en la ventana, cae, rota, rotunda, espesa muchedumbre se abalanza en las escaleras, huyen despavoridos, locales comerciales con sus cortinas hasta las rodillas, como los calzones de una liceana, desnuda a medias, sus medias pérdidas, su virginidad inundada. Subo y bajo sudo y apaño, color descolorido, recipiente escaso y el sentido no me cuaja, el corazón se va por el desagüe de un acantilado acostado. Bajé al árbol y no me dio el vuelto necesario. Estoy de paso y de píe camino hasta ahí, el cielo aun no se decide, me besas los labios de mañana y ahora un deslenguado periódico se acurruca a un pordiosero, el hambre machaca y ametralla. Subo y bajo ascensores, la media naranja está desabrida y (des)abierta, tomo el autobús de mentiras y llego hasta la orilla. No hay pulcritud y la multitud me despide de la sordera. Subo y bajo, pero ahora prefiero las escaleras.
Janobe07 (29-03)