No sé si una vez conté que no existí, para el sistema no existí. Fui a S.I.I. a timbrar unas boletas, era mi tercer talonario con todo orgullo. Las puse en un mesón de madera pelada y rayada, me pidieron mi R.U.T y mi nombre, se las llevó un tipo de camisa a rayas celeste y lentes muy grueso, algo descuidado en su presentación, las llevó hasta otro escritorio, uno de esos tantos mobiliarios fiscales, todos iguales, todos uniformados en un desorden y en cantidades de papeles que me agotan. Miró mis formularios, mi carné, ingresan algunos datos en un computador fiscal, destartalado, sucio, de color crema rancia y monitor negro, siempre me han desagrado los lugares donde hay tanto timbre, tanto papel, y tanta persona que me mira con cara de "estás equivocado", en fin, me estoy desviando. La tipa, una señora cincuentona, con pelo mal teñido de color café, que combina con su escritorio, que tambien usa lentes con marco negro y grueso, miró mis papeles y me miró de reojos. Le devolvió la documentación al primer hombre, mirando para ver quien venía detrás mio y friamente dijo que yo no existía para el sistema... No estaba ingresado en su sistema, por un mísero minuto no estuve en ningun lado, que alegría, imaginaba ese mundo de nada, donde ni mi nombre, ni mi historia existía. Volvería a nacer?, tendría la opción de hacer la cosas, buenas o malas de nuevo? Mis cuentas tampoco existirían???? Mi felicidad se reflejó cuando me puse a reir, tanto de alegría como de nervisismo, le pregunté que me explicara bien eso de "no existir" y el tipo, aún con su mirada pérdida me dijo: "Tienes que hacer tu iniciación de actividades para poder timbrar las boletas". Una respuesta ridiculamente real. Yo ya tenía esa iniciación de actividades y tenía una vida, con cosas buenas y malas, con cuentas, y con un talonario de boletas en mis manos.
Janobe`07